La mayoría de gente sabe activar y desactivar el piloto automático, además de cómo ajustar el rumbo con los botones de incrementos de 1 o 10 grados. Algunos incluso son capaces de alternar entre el compás y la dirección del viento, pero en la mayoría de los casos el que se utiliza es el rumbo del primero.
A pesar de todo ello, los actuales sistemas de piloto automático son capaces de gobernar una embarcación igual de bien que una persona real, e incluso mejor en determinadas condiciones. No obstante, para conseguirlo deben conocerse los mandos de nivel superior, su funcionamiento y el momento y el motivo de querer ajustarlos.
Para poder conseguirlo se necesita mayor tiempo de configuración, pero es tiempo bien empleado, en particular si se navega sin toda la tripulación disponible o en altamar.
"A grandes rasgos, el ángulo y el modo de comunicarlo al sistema automático se calculan a partir de la suma de tres factores clave, denominados control de respuesta 'proporcional', 'integral' y 'derivativo', a los que denomina conjuntamente 'PID'", explica Matt Eeles, director de productos de B&G. "El patrón puede regular estos tres factores a bordo por medio de tres funciones".